domingo, 12 de mayo de 2013

Acoso callejero femenino - Conclusiones


 "No soy perro, no me silbes"


Esta frase es muy común en el pensamiento de las mujeres que son acosadas día a día. A lo largo del proceso de elaboración de nuestro proyecto "No al acoso femenino" - http://noalacosocallejero.blogspot.com/ -, hemos logrado captar las perspectivas de ambos sexos involucrados.
Se decía que era algo muy normal el "piropear" a las mujeres por la calle, que era una muestra de caballerosidad y afecto. Sin embargo, hoy en día, ese significado ha ido perdiendo valor llegando al punto donde un cumplido viene a ser una frase mal intencionada y hasta obsena.






Simplemente el pensamiento de un hombre actúa por lo que ve y cree atractivo. Muchos hombres dijeron que las mujeres son las culpables por andar con ropas cortas y provocativas. Otros decían que simplemente era un halago y no había por qué tomarselo tan personal ya que a algunas mujeres les parecía agradable. Por otro lado las mujeres dicen que esto les dificulta el andar por la calle con la libertad que quisieran. Ellas no se sienten seguras, tienen el miedo de poder ser acosadas, tocadas y hasta perturbadas por seres completamente extraños. 





"El miedo a no poder andar tranquila por la calle hace que no me pueda deenvolver por conpleto"





¿Qué es lo que se ha podido deducir?

Al ver las situaciones críticas presentadas en el trabajo grupal he deducido que a los hombres no les gusta el escándalo y esa es una ventaja para las mujeres. Es decir, si a un hombre que está acosando a una mujer se le abuchea o se le llama la atención causando alboroto, este personaje la mayoría de los casos optará por huir, redimirse y hasta excusarse.


Es así que...

Uno de mis supuestos es realizar una "alarma humana".
Es decir, cada vez que se vean situaciones como éstas de acoso callejero, simplemente la acosada y/o los testigos deben comenzar a gritar, hacer escándalo. 



Eso permitirá que se cree un ambiente indeseable para el acosador y finalmente lograr que éste se vaya avergonzado y así, poco a poco, deje de realizar sos actos caracteristicos por miedo a la vergüenza pública.